Balón de oro a la Masía

Cada año el balón de oro se entrega al que se considera como el mejor jugador del mundo. A veces se ha primado más la trayectoria, otros años han sido los logros en el último año y otras muchas por la calidad individual del jugador.

Este año, entre los finalistas hay tres virtuosos del fútbol. Muy diferentes entre sí, a pesar de compartir ciertas cosas en común, pero en definitiva, se trata de tres jugadores a los que cualquier chaval podría tomar como referencia. Humildes, trabajadores, solidarios, técnicos, habilidosos... Hay muchos sinónimos que comparten, pero cada uno de ellos tienen sus propias virtudes.

Xavi es el control absoluto, el que juega con la cabeza erguida, el que sabe que hacer antes de recibir, el que mantiene la posesión eternamente, el que siempre entrega el balón en condiciones, el que jamás se precipita, el que esconde el esférico hasta encontrar una salida correcta... Un jugador/entrenador sobre el campo y, posiblemente, el futbolista que mejor rendimiento saca a su físico. No es rápido, fuerte, ni alto... Sin embargo es, desde ya mismo y sin duda alguna, uno de los más grandes futbolistas.
Xavi es la máxima expresión del fútbol de la Masía, llevada al máximo nivel. Es la defensa a ultranza de unas ideas y un estilo de juego. Un jugador empeñado en enseñarle al mundo que su forma de jugar y entender el fútbol es la mejor y la más vistosa. Un jugador que tomó a alguien como referencia y ha trabajado muy duro desde entonces. Tanto que, desde mi punto de vista, ha llegado a superar a su mentor. Una vez dijo alguien:

"A Xavi le regalaron una pelota de fútbol cuando tenía 4 años, para reyes, y aún tiene la misma. No se la ha conseguido quitar nadie todavía."

Don Andrés es el futbolista total. Un jugadorazo de pies a cabeza, con tanta clase como timidez. Un niño que creció en un entorno humilde y que a día de hoy sigue siendo el mismo de siempre a pesar de haber ganado todo. Iniesta es todo un señor dentro y fuera del campo. Y justo por eso sale aplaudido en la mayoría de estadios, ya que se ha ganado el respeto a base de grandes de dosis de calidad, trabajo y humildad.

Pase, velocidad, regate, llegada, sacrificio, inteligencia, desborde, movilidad, desmarque, visión de juego, polivalencia... ¿Se le puede pedir más a un jugador?

Sí, quizás se le podría pedir que aparezca en los grandes momentos. Que deje su huella en las grandes citas para hacer más grande aún su nombre y quedar en la memoria de todos para la posteridad. De no ser, claro está, porque eso también lo ha logrado ya...

Y de Leo poco se puede decir que no se haya dicho ya. Su sencillez le ha hecho grande y, por ese motivo, su capacidad de mejora no tiene límites. Un jugador con sus números, ya puede ser considerado como "uno de los grandes". Pero la cosa aún se engrandece más cuando miras su DNI y ves que tan sólo tiene 23 años. Las cosas siempre se valoran en su cierta medida con el paso de los años, pero estoy completamente seguro de que estamos ante el mejor jugador de todos los tiempos.

Messi lo tiene todo, como bien dice Guardiola. Ama el fútbol con la pasión que lo hace un chiquillo y es capaz de hacer en el campo lo que hace un habilidoso niño en la calle con sus sufridos colegas. Se inventa espacios de donde no los hay, marcando goles rodeado de defensas... Deja atrás a los rivales como si fuesen infantiles, con unos repertorios de regates imberosímiles... Es capaz de cambiar el ritmo del juego a su gusto y correr o frenar sin que nadie pueda evitarlo... Conduce la pelota a una velocidad increíble y, lo mejor y más insólito, esta parece estar cosida a su bota...

Además siempre quiere jugar, porque se nota cuanto ama este deporte. Y quizás ese sea también otro motivo para tener más margen de mejora. Es como si cada año resetease su trayectoria y tuviese que demostrar quien es. Como si cada año fuese un nuevo talento de la cantera recién ascendido.

Lo que está haciendo este grupo de jugadores será recordado muchos, muchos años. Porque en los tiempos que corren no es nada fácil ser sencillo para un futbolista, ya que se ha magnificado su figura de sobremanera. El fútbol no es más que un deporte, aunque hoy en día se haya olvidado por completo. Y los que juegan son seres humanos como todos nosotros, a pesar de que los medios informativos se empeñen en hacernos ver justo lo contrario.

Cada vez hay más intereses de por medio y el nivel, tanto táctico como técnico, es cada vez mayor.

Ganar ha sido siempre, en todas las épocas desde el inicio cosa complicada y grandiosos equipos se quedaron por el camino en busca del triunfo final. La naranja mecánica desplegó un fútbol que enamoró al mundo entero y aún hoy se recuerda y admira. Pero sin embargo, jamás consiguió lograr el Mundial. El Barça de Cruyff era tremendamente admirado por su estilo de toque, hasta que un día llegó el Milán y le aplastó a base de físico y oficio. Jugar vistoso siempre ha sido el camino más largo hacia la victoria y por eso otros estilos como el Catenaccio italiano, el fútbol físico de Alemania, el fútbol directo del Madrid o la individualidad de Brasil, han logrado muchos triunfos.

Pero en estos últimos años, se ha logrado hacer el sueño realidad de imponer nuestra forma de entender esto. Se ha logrado imponer un concepto futbolístico antagónico al fútbol directo.