La explosiva mezcla de palabras en el título puede despistar a más de uno, pero realmente hablamos de ciclopajarillismo como habitualmente. Sólo que hoy me centro en un componente de la colla y hago esta de esta su crónica en tercera persona:
Suena el despertador, cuando apenas me parece que han pasado 5 minutos desde que conseguí detener la habitación que daba vueltas sin parar. La noche había sido larga y los excesos habían dejado huella en la mañana siguiente. De esta guisa, medio envalentonado, medio acojonado, llego a la salida en la cote y me alegra ver que aparentemente no hay demasiadas presencias peligrosas. No veo al Rovira, ni al Espejo... Mierda!!! El Martinez sí está!!!
Saludos a los de siempre y tras la salida busco un hueco para intentar pasar desapercibido en el grupo sin que se me note demasiado la torta. En algunos tramos, noto como salgo por un lado y otro del pelotón (quizás sean los últimos coletazos de la noche anterior), pero parece que puedo controlar la bici bastante bien.
Como de salida parece que la cosa está tranquila y no hay demasiados tirones, aguanto bastante bien el ritmo a pesar de sufrir bastante en la subida de Vendrell. El problema llega cuando, tras coronar, no me dejan recuperar el aliento, me toca darme codazos para no perder la cola del grupo y acabo despeñado.
Tras el susto, y perder de vista al grupo unos metros, tocaba apretar los dientes y esforzarse al máximo.
Y una vez consigo reintegrarme al pelotón, la alegría parece que me desborda un poco y quizás lo celebré demasiado pronto. Casi, casi como si hubieses ganado el tercer título de la temporada.
Entre baile y cachondeo, vuelven los latigazos por delante y, como en la casa del pobre las alegrías duran poco, en la variante de Torredembarra me vuelv o a descolgar en mi soledad. Además, por si es poca desgracia esta, se queda conmigo el gordito del grupo que aprovecha la más mínima para no tener que esforzarse nada. Hay que ver como le gusta ir de paseo al tío este!!!
Tras los dolores, conseguimos llegar al almuerzo y el cachondeo se ceba sobre mi salida de la carretera. Viendo el percal, tras una dura negociación, consigo un principio de acuerdo verbal, con algunos de los componentes mas perrunos de la grupeta, para variar el recorrido y evitar Can Ferrer.
Está decidido, nos volvemos por la costa!!! Me dan ganas de pegarme otro bailoteo, pero estoy escarmentado del de antes y no me dejo llevar por el entusiamo.
Hay relajación, parece que no habrán ataques ni cambios de ritmo, pero yo no me fio y me resguardo del grupo inteligentemente para no quemarme...
Alguno me lanza una mirada desafiante, como buscando mi señal para probar una fuga, pero no entro al trapo de momento.
Y por fin en casa!!! Ha sido un día duro, muy duro y he aprendido que antes de salir con la colla no se pueden cometer estos excesos. Menos aún sin utilizar el comodín de los 15'!!! En el japo, sigo con dieta blanda y paso de claritas, como pasé de chupitos en Salomò. Mañana será otro día...
Que gordo estoy, COJONES!!!
ResponderEliminarjajaja , joder si lo sé me ahorro una crónica ! ;-)
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