Sortida amb la unió

Tras el fracaso absoluto de mi salida del sábado (veo que soy menos optimista o valiente que el Tusinu y el Sergi), surgió la opción del Toni que tampoco nada mal. Así que a madrugar de nuevo el domingo y para la estación... Con la grupeta algo reducida (el prolífico fin de semana, en cuanto a marchas se refiere, ha dejado en cuadro las salidas vilanovinas), nos encaminamos rumbo a Canyelles.

Bien agrupados hasta Vilafranca, en la recta hacia St. Martí nos adelantó un avión, en forma de Miró, que nos quitó las pegatinas a todos. Al comenzar La Llacuna se hacen dos grupos y pruebo de aguantar con los de delante (Andrew, Jose, Toni, Juan Antonio, Tusinu 2 y Javi Sanchez ), pero tras sufrir con el ritmo del Jose el Andrew me remata en un cambio de ritmo y desconecto para buscar mi ritmo más cómodo.

Coronó el fugado "Ave-Miró" y por detrás el Jose y el Andrew, que se despojaron del Toni en los últimos km. 

Reagrupamiento en la fuente y, los que seguimos, tomamos la crta hacia Sta Coloma de Queralt. Otra parte del grupo se quedó a almorzar para dar media vuelta. El recorrido no lo conocía y me pareció muy, muy interesante, picando hacia arriba mucho rato desde Vilanova y más bien hacia abajo desde la mitad del recorrido.  

El tramo desde La Llacuna hacia Sta Coloma me pareció especialmente guapo, a pesar de ser "pestosillo", por la carretera en buen estado, tranquila de tráfico y por los paisajes que la rodean.

Al no hacer demasiado sol, el día se hizo realmente agradable. Unicamente nos picó algo de viento en contra cuando nos íbamos acercando a la costa.

Al girar hacia el restaurante, nos topamos con esta bonita estampa de la localidad. La visita guiada que estaban haciendo en la zona, es buena prueba de la belleza de la localidad.

 Pero lo que te deja enamorado del lugar es el bar donde almorzamos. La basura de cámara de mi teléfono, sumada a mi parkinson, no plasman como merece la escena demasiado bien. Pero eso que se ve borroso entre las manos, medio censurado, es el peaaaaaaaaaaso bocata que nos pusieron!!!

 Ya con el estómago lleno y con el plato cargado, tocaba sumar un buen puñado de km. Y no hay mejor forma, para un escalador puro como yo, que por carreteras que tienden a llanear o picar hacia abajo.

Al final algo más de 140 km  y muy buenas sensaciones a la llegada. No sufrir demasiados cambios de ritmo le hacen llegar a uno más entero y la velocidad media al final no varia demasiado. Como dice el refranero cicloturista: "cada grupetilla, tiene su librillo..."