Fin de semana con ambientillo ciclista

De vueltas a la actividad de las dos ruedas, este finde ha sido bastante prolífico.
Sábado completito con la cote, que ya había mono de colla, y domingo de relax con pocos km, pero de calidad que han venido muy bien para las patas fatigadas.

El sábado, después de muchas dudas, volví a salir con la cote para ver como éstaba el estado después de tanta desconexión. Las navidades han puesto el broche al deplorable estado de forma, pero tampoco parece nada insalvable. Una salidita entre semana, sobrantes navideños a la basura, una cerradura al armario de las tentaciones alimenticias... y la super clase que uno atesora hará el resto!!! (yo es que me desorino... Ja, ja, ja!!!)

La grupeta se ha metamorfoseado definitivamente, para evolucionar (o involucionar en algunos aspectos) sin cesar en su imparable camino. Haciéndolo al igual que los gusanos metamorfosean para convertirse en capullos y estos, a su vez, metamorfosean para llegar a alcanzar el status de mariposita... (En caso de que gusanos, capullos y maripositas puedan sentirse ofendidos; mis más sinceras disculpas para todos ellos... ji, ji, ji!!!)

Bromas a parte, ver la salud de la que disfruta este deporte en estos momentos es muy satisfactorio. Parece que la representación de ciclistas por todas las carreteras va en aumento y es imparable. Aunque sea por ser cansinos, pero a ver si con estas conseguimos que se nos respete un poco más.

Sábado con la grupeta de primera división, aguantando como buenamente se puede (cuando se puede, que no es siempre...) y domingo de relax sin demasiadas preocupaciones. Sábado de carreras y domingo de cultura ninja zen. Siempre he pensado que hay tiempo para todo y todo puede ser compatible. Ser capaz de disfrutar tanto sintiéndose parte de una grupeta tan selecta como es la cote (aunque sea desde el farolillo rojo), como encontrarte rodando a "plat xicotet", sin esperarlo, en compañia de tu padre en un día tan especial como en el que cumple 70 años.